La vida en comunidad en Europa, Estados Unidos y en parte de América Latina es más aburrida por una sencilla razón: el vecindario no es igual al de estos predios. Y es que no es lo mismo decir neighbor (Inglés) vizinho (portugués), prossimo (italiano), voisin (francés), nachbar (alemán), que decir VECINO. Muchos tienen problemas para adaptarse a sus adyacentes cercanos, no aceptan la máxima que dice que “el vecino es tu familiar más cercano”. El vecino dominicano es único en el mundo, digno de ser estudiado profundamente en prestigiosas academias, deberían dedicarle una enciclopedia o atlas ilustrado y también merece recibir el título de “El Mejor Vecino del Mundo”, por parte de la ONU. El vecino criollo podrá ser jablador, necio, bocón, atronao, mal educado, chismoso, a veces perruno, feo, bulloso, metiche, raro, encerrao, canero, impertinente, fiestero, lengua larga, entrometido, a veces mala gente, irrespetuoso, volao, pero es nuestro vecino y debemos quererlo. Todos esos epítetos,